El pasado día 14 de abril se ha producido en Adra (Almería) un caso de violencia doméstica en una pareja de hombres homosexuales que ha terminado con el asesinato de uno y el posterior suicidio del homicida.
Se trata pues de un caso prototípico muy repetido de violencia doméstica entre parejas, en que uno de los miembros mata al otro (a veces también a los hijos) y después se suicida. Este es mi análisis, en el que dejo en un plano completamente secundario el sexo (hombre o mujer) de agredido y agresor, y mucho más secundario su condición sexual (heterosexual u homosexual).
Ocurre, claro, que este no es el planteamiento de la ley, en que solo están protegidas las mujeres (heterosexuales u homosexuales) y por lo tanto, según expone la actual legislación al respecto, el hombre fallecido en Adra no es víctima de violencia de género.
Este hecho ha provocado un inmenso revuelo entre quienes han tomado conciencia de la tremenda injusticia que supone que el fallecido, por el hecho de ser hombre y no mujer, no haya podido acceder a medidas de protección antes de ser asesinado.
Las críticas contra la ley han venido fundamentalmente de colectivos homosexuales, pero lo curioso del asunto es que no han pedido la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y por lo tanto la de los hombres independientemente de su condición sexual, sino que han pedido que los hombres homosexuales también sean protegidos por la Ley de Violencia de Género.
De tal manera que estos colectivos, sobre todo COLEGAS, propone un modelo en que la ley proteja a mujeres (homosexuales y heterosexuales) y a hombres homosexuales y transexuales, de tal modo que los únicos que no quedarían protegidos por la ley serían los hombres heterosexuales.
Como dicen en su nota de prensa del día 15-4-2009: “las víctimas gays-lésbicas de la violencia doméstica son igualmente comparables a las mujeres víctimas de violencia de género, y quien diga lo contrario no solo miente descaradamente, sino que va contra los derechos de gays y lesbianas y los derechos humanos en general”.
Comparto la reivindicación de COLEGAS, y de hecho en Patón & Asociados ya hemos defendido a varios hombres maltratados homosexuales, pero entiendo que es completamente insuficiente: el modelo que plantean que deja fuera de protección únicamente a los hombres heterosexuales no tiene sentido. Parafraseándolos, “y quien diga lo contrario no solo miente descaradamente, sino que va contra los derechos humanos en general”. Y en este contexto su frase, aunque muy matizable, sí tiene mucho más sentido.
Creo que COLEGAS lleva razón en el planteamiento pero no en la solución: se han dado cuenta de que es un sinsentido que un hombre, por el hecho de serlo no pueda recibir protección en casos de maltrato y que debemos corregir esta injusticia. Pero ello al margen de la condición sexual del maltratado o del maltratador. Porque si la situación actual en que solo las mujeres están protegidas genera situaciones injustas el modelo mucho más discriminatorio que ellos plantean sería aún peor.
Por ello una vez más se impone recordar el artículo 14 de la Constitución: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Se trata pues de un caso prototípico muy repetido de violencia doméstica entre parejas, en que uno de los miembros mata al otro (a veces también a los hijos) y después se suicida. Este es mi análisis, en el que dejo en un plano completamente secundario el sexo (hombre o mujer) de agredido y agresor, y mucho más secundario su condición sexual (heterosexual u homosexual).
Ocurre, claro, que este no es el planteamiento de la ley, en que solo están protegidas las mujeres (heterosexuales u homosexuales) y por lo tanto, según expone la actual legislación al respecto, el hombre fallecido en Adra no es víctima de violencia de género.
Este hecho ha provocado un inmenso revuelo entre quienes han tomado conciencia de la tremenda injusticia que supone que el fallecido, por el hecho de ser hombre y no mujer, no haya podido acceder a medidas de protección antes de ser asesinado.
Las críticas contra la ley han venido fundamentalmente de colectivos homosexuales, pero lo curioso del asunto es que no han pedido la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y por lo tanto la de los hombres independientemente de su condición sexual, sino que han pedido que los hombres homosexuales también sean protegidos por la Ley de Violencia de Género.
De tal manera que estos colectivos, sobre todo COLEGAS, propone un modelo en que la ley proteja a mujeres (homosexuales y heterosexuales) y a hombres homosexuales y transexuales, de tal modo que los únicos que no quedarían protegidos por la ley serían los hombres heterosexuales.
Como dicen en su nota de prensa del día 15-4-2009: “las víctimas gays-lésbicas de la violencia doméstica son igualmente comparables a las mujeres víctimas de violencia de género, y quien diga lo contrario no solo miente descaradamente, sino que va contra los derechos de gays y lesbianas y los derechos humanos en general”.
Comparto la reivindicación de COLEGAS, y de hecho en Patón & Asociados ya hemos defendido a varios hombres maltratados homosexuales, pero entiendo que es completamente insuficiente: el modelo que plantean que deja fuera de protección únicamente a los hombres heterosexuales no tiene sentido. Parafraseándolos, “y quien diga lo contrario no solo miente descaradamente, sino que va contra los derechos humanos en general”. Y en este contexto su frase, aunque muy matizable, sí tiene mucho más sentido.
Creo que COLEGAS lleva razón en el planteamiento pero no en la solución: se han dado cuenta de que es un sinsentido que un hombre, por el hecho de serlo no pueda recibir protección en casos de maltrato y que debemos corregir esta injusticia. Pero ello al margen de la condición sexual del maltratado o del maltratador. Porque si la situación actual en que solo las mujeres están protegidas genera situaciones injustas el modelo mucho más discriminatorio que ellos plantean sería aún peor.
Por ello una vez más se impone recordar el artículo 14 de la Constitución: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
QUERIDA MERCEDES: AL LEER LAS LINEAS DE TU BLOG, ME QUEDO SIN RESPIRACION. SIN PODER DAR CREDITO A TANTAS INJUSTICIAS EN TAN POCAS LINEAS.
ResponderEliminarME HA ENCANTADO DARME DE BRUCES CON TU BLOG QUE DESDE AHORA SEGUIRE, LEERE Y SI ME PERMITES ADMIRARE.SIGUE CON LA EMPRESA QUE LLEVAS ENTRE MANOS, PORQUE ES REALMENTE IMPORTANTE.
SALUDOS. FETE VIDAL.
WWW.pienso2009.blogspot.com
Es una gran injusticia pero los hombres homosexuales seguirn de pie ante la violencia que son victimas. att. juan carlos
ResponderEliminar¿Pero los homosexuales quieren igualdad o no? Si la quieren, entonces ¿qué hacen pidiendo que les traten de forma desigual con respecto a los varones heterosexuales?
ResponderEliminar“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
ResponderEliminarCuando se le niega protección a un hombre por el hecho de ser hombre ya se está conculcando este derecho, pero si atendemos a las diferencias entre hombres y mujeres tenemos que aceptar que el hombre es más fuerte que la mujer y su modo de resolver problemas también va muchas veces por el lado de la violencia física. La mujer tiene una dependencia sentimental muy grande respecto al hombre, y aunque pueda denunciar, en la mayor parte de las veces no es así, o si lo hace, después perdona y no sigue el trámite judicial. Si queremos aceptar esas diferencias y en función de ellas dar un trato de favor a la mujer por ser mujer me parece bien pero ¿cómo justificaríamos esa diferenciación en el caso de parejas homosexuales? Si los dos son hombres ¿a cual de ellos se proteje? ¿y si son las dos mujeres a cual de ellas se protege? Estamos llegando a unas situaciones de contradicción que deberian hacernos pensar si vamos por buen camino.