domingo, 21 de febrero de 2010

Hombres maltratados por sus mujeres: 58 informes independientes en 2009 secundan nuestras tesis.

La luz bajo el celemín: 58 estudios sobre violencia
en la pareja publicados en 2009


El título del presente trabajo -por lo demás carente de cualquier connotación religiosa- se hace eco de las siguientes palabras de Jesús: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga.» (Marcos 4, 21-23). Difícilmente podría encontrarse un título que resuma mejor la situación actual de los estudios científicos sobre violencia de pareja.

La primera gran encuesta sobre violencia doméstica, llevada a cabo por Straus, Gelles y Steinmetz en 1975 en los Estados Unidos, ya arrojó unos resultados inesperados y totalmente contradictorios con las tesis de la ideología triunfante, y demostró que hombres y mujeres ejercían la violencia en la pareja en proporciones similares. Desde entonces, cientos de estudios científicos, basados en muestras mixtas de hombres y mujeres, representativas de la población general, han corroborado esa conclusión de forma irrebatible.

Es más, cada vez hay más estudios que indagan sobre el carácter ofensivo o defensivo de la violencia en la pareja. En contra del arraigado mito de la naturaleza meramente defensiva de la violencia femenina, la conclusión casi unánime de esos estudios es que la mujer es la principal iniciadora de las agresiones físicas en la pareja. [1]

Sin embargo, ¿quién conoce tales estudios? ¿En qué grandes medios de comunicación o ambitos de expresión política hallan eco? Sin duda, han requerido esfuerzo, conocimientos, recursos; y se han realizado, con resultados coincidentes, en numerosos países. En conjunto, representan el verdadero mapamundi de la violencia doméstica. Pero su reconocimiento social y político no está, ni de lejos, a la altura de su mérito y su utilidad potencial. Su difusión se limita prácticamente a los círculos especializados y rara vez traspasa la barrera, al parecer infranqueable, de lo políticamente correcto y lo electoralmente rentable. Esos estudios objetivos e imparciales son la luz que debería estar en el candelabro y servir de referencia para la formulación de políticas y la adopción de leyes sobre violencia doméstica. Sin embargo, durante decenios han sido relegados al último plano, ninguneados, olvidados. Son la lámpara que, absurda o interesadamente, se coloca bajo el celemín.

En el presente trabajo se recopilan los resultados de 58 estudios sobre violencia de pareja publicados en 2009. A pesar de circunscribirse a un marco cronológico tan limitado, la recopilación no pretende ser exhaustiva. Una búsqueda más a fondo en las principales bases de datos utilizadas [2] o en otras fuentes permitiría, casi con toda seguridad, hallar bastantes estudios más publicados ese mismo año y de resultados similares. Los estudios se han seleccionado sobre la base de un único criterio: que tengan en cuenta los comportamientos de ambos miembros de la pareja, hombre y mujer.

En la presente recopilación, las tasas similares de violencia para ambos miembros de la pareja son el resultado predominante (32 estudios); el segundo resultado más frecuente son las mayores tasas de perpetración femenina (22 estudios); y sólo cinco estudios se apartan de esas pautas y arrojan mayores niveles de perpetración masculina: el número 40 (basado en una muestra de parejas en terapia relacional por disfunciones psíquicas del varón), el número 48 (aplicado a una muestra iraní) y los números 26, 56 y 57 (que evalúan la violencia perpetrada o sufrida a lo largo de toda la vida de los encuestados). Estos tres últimos estudios reproducen el patrón de casi todos los estudios que abarcan largos períodos de tiempo o la vida entera de los participantes. En tales casos, los niveles de victimización declarados por las mujeres suelen ser mayores que los declarados por los hombres, en contradicción con los estudios mejor acotados en el tiempo y relativos a períodos más cortos y fáciles de recordar. Como ambas cosas no pueden ser ciertas, es lógico deducir que los resultados de los estudios de período largo sean menos fidedignos y estén más condicionados por la ideología y el clima social predominantes.

Por otra parte, en nueve estudios (los números 3, 5, 13, 17, 23, 24, 40, 48 y 50) se examinan los aspectos de unilateralidad e iniciación de las agresiones. En ellos, el resultado más frecuente son los niveles similares de agresiones no recíprocas o unilaterales en hombres y mujeres (cuatro estudios); el segundo resultado más frecuente son los mayores niveles de unilateralidad femenina (tres estudios); y, por último, la violencia unilateral masculina predomina en los dos estudios ya mencionados de la muestra de hombres con disfunciones psíquicas (número 40) y la muestra iraní (número 48).

Las conclusiones generales obtenidas tras la consulta de los 58 estudios que se presentan a continuación no difieren de las expuestas en el mencionado trabajo "La violencia en la pareja: bidireccional y simétrica", en el que se sistematizan los resultados de 230 estudios publicados con anterioridad a 2009. A ese trabajo, pues, remito al lector.

(JAD, 05/01/2010)


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[1] En el libro "La violencia en la pareja: bidireccional y simétrica" (J. Alvarez-Deca, Ed. AEMA, 2009) se sistematizan los resultados de 250 estudios sobre violencia en la pareja. En 51 estudios de esa recopilación se aborda la cuestión de la iniciación de las agresiones físicas, y sus conclusiones son las siguientes: 39 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por las mujeres; 5 estudios, tres de ellos basados en sendas muestras de parejas en terapia conyugal, registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por los hombres; y los 7 estudios restantes registran niveles similares para ambos sexos.

[2] Las principales bases de datos o editoriales consultadas en línea han sido British Library, APA Databases, Sage Journals, ScienceDirect, Blackwell Publishing, Citeulike, Wiley Interscience, Cat.Inist, PubMed y Scielo.




3 comentarios:

  1. Con el sistema actual, casi un 70% de las denuncias de violencia de género son falsas, de mujeres que abusan del sistema para itentar aprovecharse de su situación, perjudicando a las mujeres que de verdad necesitan ayuda. Más info en este audio de punto radio: http://www.puntoradio.com/popup/audio.php?id=41616

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  2. hay mucos hombres que sufren de violecia pero no se atreven a decirlo por verguenza a lo que pensaran las demas personas, hay muchos lugares donde se defiende a la mujer maltratada, pero quien va a defender a los hombres que estan siendo maltratados por sus esposas, estos casos existen y nadie hace nada para defenderlos de tal maltrato, aveces ni les creen... hay muchas mujeres maltratadas fisicamente y las autoridades las defienden, pero asi tambien existen casos de hombres maltratados psicologica y fisicamente y a ellos quien los va a defender de tal atropello, esto no es justo para ellos.
    hay que decir no a la violecia pero tambien hay que decir NO A LAS MUJERES que se aprovchan de sus esposos...

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  3. Es vergonzoso saber que en Guatemala existe este tipo de casos y aun mas que sea de mujeres, madres de familia que no les importa el trauma que estan causando en sus esposos y tambien en sus hijos, esto no es justo para ellos, hay que prestar atencion a los hombres que presentan maltrato de parte de sus esposas. ellos tambien merecen atencion de parte de las autoridades.

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